viernes, 13 de diciembre de 2013

El ladrón de la navidad, Mary Higgins Clark

- Resumen: ¿Acaso existe un lugar mejor que el hermoso y acogedor Stowe, en Vermont, para disfrutar de la nieve antes de las fiestas? No, desde luego. Sobre todo si te ha tocado el primer premio de la lotería. Y el hecho de que los responsables del Rockefeller Center estén allí para escoger el árbol que es, desde hace tiempo, el símbolo tradicional de la Navidad neoyorquina, lo convierte en un lugar doblemente ideal. Por eso Alvirah Meehan y su amiga Regan Reilly, con sus respectivas familias y Opal, una amiga de Alvirah, han decidido pasar allí el fin de semana. Packy Noonan, un artista del timo en prisión desde hace doce años, está disfrutando de un permiso de fin de semana y ha decidido no regresar a la cárcel. Tiene que recuperar el botín -un termo lleno de diamantes que escondió bajo un hermoso árbol. Pero al llegar allí descubre horrorizado que su árbol ha sido vendido al Rockefeller Center y será transportado a Nueva York a la mañana siguiente. Packy tiene que actuar…

- Fragmento: Debes de estar agotada, Regan —se preocupó Nora Regan Reilly, mirando cariñosamente a su única hija, que estaba sentada al otro lado de la mesa del desayuno. Para los demás, la hermosa Regan de cabello azabache era una estupenda detective privada, pero para Nora su hija de treinta y un años seguía siendo la niña por la que daría su vida. —Yo la veo bien —opinó Luke Reilly, dejando la taza de café encima de la mesa con ese gesto resuelto que anunciaba su partida. Un traje azul marino con camisa blanca y corbata negra, uno más de la media docena de atuendos idénticos que poseía, cubría su cuerpo larguirucho de metro noventa y cinco. Luke era dueño de tres funerarias en el norte de New Jersey, de ahí que tuviera que vestir con discreción. Su atractiva cabeza plateada hacía juego con su rostro delgado, que podía parecer sombrío en caso necesario pero que siempre tenía una sonrisa fuera de las salas de visita. Ahora esa sonrisa envolvía a su esposa y su hija. Estaban sentados a la mesa del desayuno de la casa que los Reilly tenían en Summit.
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